An ex-schoolmate of mine from University, Mento Hevia, had contacted me. He was putting together a new band that he was sure would make a huge smash and wanted me to be part of that great project :-)
I had played some acoustic guitar while I was at University, first alone and later on duo and had had some tuition on classical guitar, well just an introduction I would say. I had also started some time sooner learning the classical flute. Just for a year or so, but maybe enough to play around with my friends.
I wouldn't dare to say how exactly everything run that day. My memory has become weaker with the years. But I am almost sure we went right into business immediately, into music I mean. I am almost positive that next to the prescriptive small talk on our days of shared experiences in Law school at the University, the following part of the unwritten script was to listen to Mento's "El Cid".
There was not yet a precise name for that tune, but a series of long excerpts that one day would be stiched together into "Marchando una del Cid". Still, I was probably enthralled by what I heard. And I did probably think it was brilliant.
I appreciated inmediatly the creativity, the musicianship, the inspiration, but also, I should confess a slight imprint of the richness and majestic feel of the work of Rick Wakeman.
Those years I had progressively become a big fan of the then-called "symphonic rock". Well, you know, the big three (Genesis, Yes and King Crimson). But also of some other great groups which by that time have also captured my ear (Camel, Renaissance, etc.) So, how not be impressed that day by the music of Mento, which at least in terms of creativity, seemed to me comparable to the music of those British groups I respected so much?
Probably Mento made already that evening some suggestions as to what could be my contribution towards the definitive shape of his "Cid". Probably he played some parts where I could take the melody with the flute and probably I dared to suggest where I could fill some parts with some classical guitar-based arpeggios. Well I can't really tell exactly. But I felt right away at home in that ramshackle room and ready to embark on this "spectacular" project. I am not sure if that same day I met Vidal, the bassist. It's hard to say. To be continued...
Un excompañero de la Universidad de Oviedo, Mento Hevia, se había puesto en contacto conmigo para hablarme de su proyecto: estaba poniendo en marcha un grupo que "iba a revolucionar" el panorama del rock español y me invitaba a formar parte de ese fantástico proyecto :-)
Para sacar adelante en aquella época y en aquellas circunstancias un grupo de las características de Crack hacía falta mucho entusiasmo y Mento entusiasmo lo tenía a raudales.
Yo tocaba la guitarra acústica, primero en solitario y luego en dúo y tenía una incipiente formación en guitarra clásica. Además también había empezado hacía algún tiempo a aprender a tocar la flauta travesera con un flautista profesional.
Así pues, aquella tarde de otoño acudí ilusionado a la llamada de Mento para comprobar si estaba listo para formar parte de aquel "fantástico proyecto". Recuerdo el local de ensayo, una pequeña habitación polvorienta en una casita destartalada y húmeda a las afueras de Gijón, lleno de teclados, amplificadores y un par de pies de micrófono.
No podría decir con precisión cómo fue todo aquello ese día, mi memoria flojea con la edad, pero estoy seguro de que enseguida nos pusimos manos a la obra, es decir, a tocar. Seguro que tras unos pocos minutos de rigor para hablar de nuestros días juntos en la facultad de Derecho, inmediatamente pasamos a oír "El Cid" de Mento.
Ese tema no tenía todavía un nombre definitivo ni estaba mucho menos completo. Se trataba más bien de una serie de ideas musicales enlazadas ya con una cierta estructura, el esqueleto de lo que después sería nuestro "Marchando una del Cid". Quedé encantado con lo que oí ese día y seguro que pensé que era fantástico y genial.
Me resultó inmeditamente evidente la creatividad, la inspiración, la maestría musical, y también por qué no decirlo una evidente huella de la riqueza sonora del afamado Rick Wakeman.
Por quellos años me había convertido en fan del entonces conocido como "rock sinfónico". Ya sabéis, los tres grandes (Genesis, Yes y King Crimson), además de otros grupos del género que por entonces suscitaban mi interés (Camel, Renaissance, etc.) Y con esos referentes, ¿cómo no resultar impresionado por aquella música de Mento, que al menos en cuanto a creatividad era comparable a la de aquellos grupos británicos que yo admiraba tanto?
Seguro que esa misma tarde Mento me hizo ya alguna sugerencia de cuál podía ser mi contribución al futuro "El Cid". Seguro que nos concentramos en aquellos pasajes en que yo podría encargarme de la melodía y pensamos en compases donde añadir arpegios basados en la guitarra clásica que enriquecerían la sonoridad del tema. En cualquier caso, sé que enseguida me sentí como en casa y listo para embarcarme en aquel proyecto "espectacular" ;-). No estoy seguro si ese mismo día conocí a Vidal, nuestro bajista. La memoria no me para tanto...Continuará